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LOS LÍDERES SE CUECEN POR DENTRO

3 claves para enfocar el desarrollo del liderazgo



¡Cuántos profesionales ocupan puestos de responsabilidad, pero no son líderes! No saben gobernarse a sí mismos, y sin embargo se entretienen manejando la vida de los demás.

La posición reviste de autoridad, pero el liderazgo —que una persona sea seguida por otras independientemente del lugar que ocupa en la organización—, eso ¡hay que ganárselo! Serás una flamante presidenta del consejo de administración, un experto director general, un veterano jefe de departamento, una erudita profesora, un padre enrollado..., pero el sitio que ocupas en el organigrama de tu organización o en el de la vida no te convierte en líder, porque un líder lo es por adhesión, nunca por imposición.

¡Cuántos jóvenes sobradamente titulados y remasterizados, con presupuestos de millones de euros y decenas de personas a su cargo, carecen de las competencias y los mindsets necesarios para tomar decisiones; decisiones que afectan a miles de personas! Estudiaron en prestigiosas escuelas de negocios. Resolvieron —sobre el papel—, un buen número de «casos». Pero ahora, en estos tiempos difíciles, se arrugan.

El secreto está en trabajar los llamados «mindsets primarios»: el conjunto de valores, creencias, competencias que mostramos a través del comportamiento, consciente o inconsciente. ¿El comportamiento importa? ¡Por supuesto! Pero importa mucho más lo que hay DENTRO de la persona. Veamos entonces, TRES CLAVES PARA EL DESARROLLO DE MINDSETS:


La primera clave responde a la siguiente pregunta: ¿cuántas organizaciones están desarrollando líderes según un plan y un modelo definido? ¿Acaso no es una tarea crítica del liderazgo? Y no se trata de coleccionar habilidades. La tarea es profunda y de alcance. El objetivo es que el candidato participe del «porqué» y del «paraqué» de la organización: por qué hacemos las cosas así y no de otra forma y con qué propósito; qué nos hace diferentes y qué aporta esa singularidad, a nosotros y al mundo. Y en buena lógica, para actuar en sintonía con el «porqué» y el «paraqué», habrá que desarrollar el liderazgo de nuestro candidato potenciando su mapa cognitivo y emocional.


La segunda clave tiene que ver con el desarrollo del carácter o del cuidado de uno mismo y de los demás, a través de la integridad. Algunos pisotean la integridad, y la consideran un obstáculo para el rendimiento. Es desolador: la palabra dada está por los suelos y, como consecuencia, la confianza también. Entonces..., ¿puede haber liderazgo sin confianza?


La tercera clave nos sitúa ante una evidencia: la mayoría de los «líderes» son penosos comunicando? ¿Por qué?: porque no son líderes. Serán, quizás, buenos gestores de la cosa pública, buenos ejecutores de un plan de negocios. Serán la opción menos mala en un contexto de mediocridad, pero ¿líderes...? No. El liderazgo entraña, entre otros mindsets, uno primario: la comunicación, y, gracias a él, la competencia para explicar el sentido de la realidad de forma convincente. El líder quiere conectar con su gente, quiere comprender y ser comprendido, y la comunicación es la evidencia y el cauce de ese deseo.

Está claro que los barnices, no son suficientes. Porque un líder..., un líder de verdad, se cuece por dentro.

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